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Al otro lado del charco

Nada más acabar la ceremonia y después de sacar las fotos de grupo, salimos escopeteados de la iglesia. Por orden de la maestra de ceremonias no nos paramos a saludar a nadie y no hubo lanzamiento de arroz a la salida de la iglesia, porque está prohibido por ley aquí en Costa Rica.

Al llegar al sitio del banquete no pudimos hacernos fotos, porque llovía a cántaros, así que nos tocó escondernos tras el escenario del salón. Si nos hubieramos puesto a la entrada hubieramos ralentizado el flujo de llegada de los invitados y el banquete hubiera empezado tardísimo, así que nos pasamos unos 45 minutos de incógnito, allí solitos bailando al son de la música de Alba, que estuvo amenizando el preludio del banquete. 

Una vez que se hubo sentado todo el mundo, salimos a saludar y nos acercamos a nuestra mesa. Entonces llegó el brindis a cargo del padre de Denise. Yo pensaba que iba a ser un simple discurso, pero resultó que el brindis encerraba una sorpresa. Quince nos desveló entonces que hace cosa de un año, la noche en que Denise y yo les contamos que nos ibamos a casar, Quince se ausentó unos minutos sin que nos dieramos cuenta, buscó una grabadora y acto seguido me pidió que cantara las canciones que yo le había compuesto a Denise. En el transcurso de este año, el se conchabó con Alba y juntos descifraron la letra, la melodía y los acordes de una de mis canciones: "Set for Life", le hicieron unos arreglos y justo antes del brindis Alba la interpretó para Denise y para mi. 

A parte de hincharme a llorar por enésima vez, me quedé completamente en estado de shock. La mandíbula me llegaba al suelo. Jamás me hubiera esperado una sorpresa así. Mi suegro es el conspirador más lindo del planeta. 

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