Lunáticos y comidas
Costa Rica me produce una sensación extraña. Es como si hubiera estado aquí antes. Aunque la arquitectura no se parece mucho, Santo Domingo de Heredia, el pueblo donde vive la familia de Denise, me recuerda al Tenerife de los años 70, antes de que la isla se masificara y fuera invadida por los turistas. En general, todos los pueblitos del Valle Central que he visto hasta ahora me han parecido realmente hermosos. La capital, San Jose, es otro cantar. Me recuerda a ciertas zonas de los Angeles que tienen un look muy caotico y descuidado, más cercano al estereotipo visual de una ciudad del tercer mundo (sin ánimo de ofender). Hace un par de días tuve mi primer contacto real con el tráfico Costarricense y casi se me riza el pelo de la impresión (y eso que no conducía yo). Los ticos (tico significa 'costarricense') conducen como auténticos lunáticos; los conductores de Massachusets ( apodados 'massholes' en EEUU) son unos corderitos comparados con ellos. Aquí impera la ley de la selva. Supongo que se debe a que hay muy pocos cruces regulados por semáforos y las calles están muy poco señalizadas, así que el que no se espabila no va a ningún lado. Una cosa que me desubica un poco es que aquí no hay carteles que indiquen el nombre de las calles, así que los mapas no sirven de mucho a menos que uno vaya preguntando constantemente a la gente en que calle se encuentra. Si Denise no estuviera conmigo andaría más perdido que Esperanza Aguirre en el FNAC.
La familia y los amigos de Denise son un encanto. Me han recibido muy bien. Andan todos encantados de la vida por tener a Denise aquí. Pensad que llevaba en España casi dos años. Ni siguiera yo, con todo lo que me he movido de aquí para alla, he llegado a estar dos años sin pasar por Tenerife. La madre de Denise cocina de película. Voy a volver a Barcelona hecho un botijo. Encima, estoy haciendo un esfuerzo por quedar bien y pruebo todo lo que me ofrecen. Los que me tienen por un melindroso, se quedarían de piedra al ver las cosas que he llegado a probar aquí. La cocina costarricense es realmente exótica, llena de sabores singulares y sorprendentes, y hay decenas de frutos tropicales de los que no había oído hablar en mi vida. Casi el 80% de lo que he probado me ha encantado, en general me entran mejor los platos típicos que las frutas, que se me antojan demasiado raras. Lo único malo del asunto es que me estoy cogiendo el gusto a comer un montón de cosas que no se encuentran en España y luego las voy a echar de menos. Me voy a tener que apuntar unas cuantas recetas.
Atentos al post de mañana que será importante. :)
2 comentarios
Fernan -
Anne Schløsser-Møller -